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Historia de los molinos de viento
La cultura griega y su mitología consideraban las fuerzas de la naturaleza
(fuego, agua, viento) como de uso y dominio exclusivo de los dioses, a pesar
de esto aparece una máquina neumática conocida como Aneuriom, que giraba
impulsada por el viento y cuyo fin era proporcionar el aire para el
funcionamiento de un órgano.
El primer molino de viento de aplicaciones utilitarias que se conoce con
cierto detalle es el molino persa de eje vertical. Por otro lado, en el
Extremo Oriente, los chinos utilizaban desde tiempo inmemorial unos molinos
llamados panémonas, que se utilizaban fundamentalmente para el bombeo de
agua y posterior riego. Las panémonas chinas eran, al igual que los molinos
persas descritos, de eje vertical. Sus palas o velas estaban formadas por
paneles de tela sujetos a largueros de madera o bambú, y la posición de las
palas podía variarse para regular la acción del viento sobre el molino.
La difusión del molino de viento como máquina capaz de producir energía
mecánica sigue dos canales aparentemente independientes a partir de los s.
XI y XII. El primero de ellos se extiende a toda la zona de influencia del
Mediterráneo, difundido por la civilización islámica, llegando hasta la
mitad sur de la Península Ibérica, a través del Califato de Córdoba, que fue la
vía de difusión del molino mediterráneo hacia Europa.